El festin de los dioses del infierno

Publicado: febrero 13, 2011 en Sueños de Stefan

Creía estar muerto, como sumido en un coma profundo, pero percibí algo en mí, era una sensación extraña, mi cuerpo no pesaba, me sentía ligero como una pluma y al incorporarme, me sentí completamente normal. Nada me preocupaba ni me angustiaba, era como si flotase sobre el suelo, una sensación maravillosa de creer estar en algún lugar divino y de hecho lo era. Mientras andaba sobre una espesa niebla blanca y pura como las nubes, comenze a oír una música tribal, con tambores de guerra, generando pequeños temblores sobre el subsuelo. Como si de el canto de unas sirenas se tratase, me embeleso de tal manera que una excepcional sensación de frenesí recorrió mi cuerpo, y tuve la necesidad de llegar lo más pronto posible, como si me fuera la vida en ello…Mientras marchaba, me iba notando cada vez mas agonizante, mas euforico,mas agresivo, mas fuerte…casi IMPARABLE!, los latidos de mi corazón aumentaron conforme se engrandecía el ritmo de los tambores del infierno, que tocaban fuertemente incesantes,frotando mis manos con ansia, sumergido en una nube de júbilo y lujuria….

Se convirtió en una carrera de sufrimiento, que culmino  llegando a  una gran puerta, como las de un castillo antiguo férrea y solida, la cual se fue abriendo poco a poco. Mientras esta se abría, despedía de su interior una luz inmensamente brillante.Encontrandose casi abierta se detuvo, y despidió un rayo de luz  que al mirarlo me cego.Un fuerte flash y el tiempo se paro, durante un microsegundo. Un instante después, me traslado en lo que supuestamente era el dichoso castillo, una gran sala repleta de un gentío abominable, celebrando un festín con carne humana, demonios y sátiros danzando en un baño de sangre con todos los reyes del averno presentes,gritando,bailando…el festín de la carne…

La sala poseía un gran altar, en el cual estaba sentado en su trono, un demonio de ojos rojos como la sangre, con dos enormes cuernos y un cuerpo raquítico de color oscuro, llevaba un extraño colgante de huesos y un taparabos echo de piel; me invito a sentarme a su lado, y me dijo: ven Stefan, sientate aquí conmigo mi pequeño y fiel aliado. Subí y me senté con él. Contempla el festín de los dioses del infierno,-me dijo, pocos son los que pertenecen y pueden estar presentes, disfruta, come hasta reventar, aprecia este acto divino y ni se te ocurra sentir compasion, son solo ganado…nuestro entretenimiento…deben morir…

Pude observar con detenimiento muchísimos seres humanos colgados de ganchos y cadenas, anclados al techo del castillo que se movían sin cesar, maquinas de tortura, verdugos sanguinarios que decapitaban a sus compasivos despojos humanos…toda esta visión de sufrimiento sobrevenía entre gritos de satisfacción y risas enfermermizas.Temble titubeante durante un buen rato, convulsionándome hasta el punto de echar espuma por la boca y con mi extraña mirada, que se desplazaba de un lado para otro señalando con el brazo, mientras mi estomago rugía hambriento, me incorpore inmediatamente y desaté un grito infernal que me llevo al éxtasis, desmayándome, cayendo al suelo en redondo…

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